AMELIA


“El amor no distingue entre tiempo y espacio, solo fluye... Existen diferentes maneras de amar en el Universo, tú decides a quien, como, cuando y donde”


-Isabel! Pon atención, deja de soñar despierta, niña, si no nunca vas a terminar de lavar estos pisos y ya no queda mucho tiempo para nuestra famosa celebración “Las Luminarias” Se escucha la voz de Doña Cleotilde en la enorme cocina con azulejos de colores que era parte de la nueva y única Iglesia de la región.


-Bueno y a todo esto que se celebra hoy, Doña Cleotilde? Pregunta Isabel afanada.


-Las Luminarias, lo celebramos el 11 de diciembre, es una fiesta previa en honor a la gran celebración del dia de la Virgen de Guadalupe, donde los higuerenses encendemos cerca de la madrugada, mechones fuera de las casas, dando la impresión de que la hacienda está en llamas. Esta es la Fiesta más grande en la hacienda, la cual comenzó a ser organizada por Don Polo González. La costumbre es que hoy nos esmeramos por atender en nuestras casas a cada uno de nuestros invitados.


-Algo asi entendí pero como no puse mucha atención, cuando papa Servando me lo explico, lo olvide. Dijo Isabel.


Isabel es una muchacha, oriunda de Higueras, con cabello negro, largo y muy liso, con piel aterciopelada, blanca como la leche, con ojos negros y una sonrisa cálida y resplandeciente que ilumina el corazón mas triste y obscuro de cualquier persona.

Con apenas dieciocho años cumplidos, huerfana de padre y madre, fue adoptada por sus abuelos paternos, Servando y Eleonora, los cuales ya enfrentaban ciertos malestares por su edad avanzada.

Isabel muy apenas sabe leer y escribir, la primera gran desgracia en su vida fue la muerte de sus padres que sucedió en un incendio, cuando era recién nacida.


Papá Servando, meses atrás ayudaba en la cría de borregos y ovejas en otro rancho cerca de la hacienda hasta que su reumatismo se lo impidió y mama Eleonora siempre se ha dedicado a cuidar a Isabel. Ellos tienen una pequeña choza construida de adobe a la orilla de Santa Teresa de Las Higueras. Y como, no tuvieron manera de enviar a su pequeña nieta, a los costosos colegios para señoritas de su edad o contratar una institutriz como hacia la gente adinerada, los únicos pocos talentos que acompañan a Isabel a su corta edad son cabalgar, ordeñar vacas, coser y cocinar lo último lo hace tan bien que enamora a cualquier persona con su sazón único y original.


Isabel, es muy alegre, le encanta ayudar a los demás.


Mientras que Isabel corre de aqui para haya tarde y atareada tratando de hacer mas de dos cosas a la vez, se apura para llevar los pastelillos recién horneados a la celebración.          



-Disculpeme señor no fue mi intención, que verguenza, fue un accidente, ni siquiera lo vi venir,perdoneme !!!! ¿Si gusta atras, hay unos baños donde puede quitarse todo el betún azucarado de los pastelillos? De verdad Perdóneme.




-No llore, ni se sienta apenada señorita, es solo azúcar, seguramente con agua y jabón este traje queda como nuevo,  ¿pero disculpe mi atrevimiento no cree que son demasiados pastelillos para usted sola??? ¿Si come tantos, donde los esconde? Es usted muy delgada y muy hermosa, muchas mujeres han de envidiar su belleza.


Isabel, no pudo evitar sonreír y sonrojarse al mismo tiempo, nadie en el pueblo le había dicho que era hermosa.


Siempre anda limpia, pero muy pocas veces le gusta peinar su peculiar melena, no viste con zapatillas o vestidos elegantes de encaje con colores pasteles, no tiene una sombrilla o sombreros a juego, y mucho menos alhajas, especialmente aretes de oro fino o collares de perlas como las señoritas de su edad.


Aunque a ella eso no le importa, porque su mayor mortificación son sus viejitos que muy apenas pueden andar o moverse.


-Voy a traer una escoba para limpiar este desastre!!! No vaya a ser que alguien los pise y tropiece, no quisiera más accidentes, no hoy !! Exclama asustada Isabel.


-Oooooh claro, disculpe señorita mis malos modales, mi nombre es....

Cuando en ese instante, la gente que estaba reunida sale; como animales salvajes atravesando las puertas de la Iglesia en Santa Teresa de las Higueras, aquel joven tan elegante, apuesto, alto, de piel morena,cabello café claro y ojos del mismo color que brillaban mas que la miel, fue interrumpido abrutamente.


Isabel salio corriendo avergonzada por el suceso tan estrepitoso ante el joven, ademas tenia muchas otras labores por hacer, despues de que los pastelillos tristemente terminaran en los zapatos de la gente, ahora tendria que sustituirlos por algun otro postre para los invitados.


Ella parecia una hormiga muy trabajadora, ayudaba aqui y haya, tratando de servir a todos. En ese instante escuchaba sin querer, a dos jovenes, que llevaban unos vestidos de seda muy finos, por suerte era lo unico llamativo en ellas, ya que eran un tanto estiradas y soberbias, ambas cuchicheaban con respecto al misterioso nuevo joven que se encontraba hablabando con el Sacerdote del pueblo.


-Quien sera ese hombre tan apuesto Rosalba?


-Dicen que es el unico dueño de la hacienda 


-¿"Las Higueras"? seria un partido excelente para mi.





En el pueblo se rumora que el proximo 18 de Febrero de 1863, toda la hacienda esta esperanzada a reunir mil personas, para que Santa Teresa de las Higueras deje de ser una hacienda y se convierta en una Villa la cual si todo sale bien, sera concedida por el gobernador del Estado de Nuevo León, Santiago Vidurri por lo tanto Alejandro dejaria de ser el dueño, pero se convertiría en el hombre mas rico de la región,

 

Isabel no podía evitar cabecear, en son de negación ante los comentarios inapropiados de las jóvenes. 


Pero un pensamiento cruzo por su mente, aquel joven que no le pareció nada misterioso, si no amable, le dijo que era hermosa.


Al concluir la celebración, regreso a casa con sus viejitos llevando parte de la comida que había quedado, la puso en la apolillada mesa de màdera.



-Papá, Mamá llegue, la comida estuvo deliciosa, les traje algo, espero les guste!


Isabel llevo un poco de chocolate caliente, unos tamales de elote y de dulce, con nuez y pasas, hechos de nixtamal, también llevo chile piquin verde, algo de mole y nopalitos.


-Que bien que estas en casa !!! dice el abuelo Servando, mientras mamá Eleonora le acaricia el cabello a Isabel dándole un beso con mucha ternura en la mejilla.


-Hay mi niña hermosa no sé qué haríamos sin ti. Dijo mamá Eleonora. Estirando los brazos y dando un bostezo, lista para dormir.


-No madre, no se que haría yo, sin ustedes. ¡¡Bueno a dormir que mañana será un día muy importante!! Replico Isabel.


La noche se hacia mas oscura, los rayos de la luna que espléndidamente se encontraba en todo apogeo, se asomaban traviesamente, por la pequeña ventana del cuarto de Isabel, mientras ella no podía dejar de mirarse al espejo repitiendo en su mente el episodio vespertino con aquel apuesto joven.


-Me dijo que era hermosa...


Algo en su interior estaba cambiando, ella no entendia lo que era. Toda esa noche no pudo pegar un ojo, el estomago le dolia pero no era de hambre y la sangre subia y bajaba por su cuerpo haciendole sentir muy extraña y triste no podia contener las lagrimas que rodaban lentamente sus rosadas mejillas.



- Aaaashhh! Como pude ser tan tonta, al ensuciarle su ropa, por que no puedo ser precavida, ni siquiera conozco su nombre aunque de que valdria, no tengo en que caerme muerta, quien podria fijarse en alguien como yo,  no camino con elegancia, elocuencia o visto como las otras señoritas del pueblo, tampoco poseo un apellido de familia importante.


Al dia siguiente ella continuaba con sus labores diarias dispuesta a llenar los tendederos de sabanas blancas de algodón muy fino, estas telas le pertenecían a una señora muy buena y de una posición envidiable por muchos, que le daba trabajo a Isabel de vez en cuando para ayudarla económicamente, a ella y sus abuelos.


Isabel también lavaba y planchaba las ropas del Sacerdote del pueblo y colaboraba con la limpieza de la Iglesia a petición de Doña Cleotilde.


Es temporada de invierno, apenas empieza amanecer, ya se pueden admirar los primeros rayos del sol que calientan poco a poco la enorme Sierra de Picachos lleno de pasto verde y en algunas partes algo càfe y seco, matas de oregano, alguna que otra pequeña lechugilla, maguey y nopal que crecen a un lado de la lagunilla, el paisaje adornado con huisaches, palmas y palmitos que se contemplan por todas partes, mientras se percibe un fresco aroma a tierra mojada por el rocio que cae en las noches, de vez en cuando a lo lejos se puede ver los venados alimentándose de hierba, pero también hay que tener mucho cuidado y precaución porque ahí abundan los osos y coyotes que asustan y matan el ganado.



-Fiuuu, Termine! Exclamo Isabel, pasandose la mano por la frente.


A lo lejos del cerro se escucho un grito.


-Isabel, Isabel !! Que gusto verte, que alta estas, pareces una jirafa, como esas del cuento de Don Servando. Un joven se carcajeaba y la parvada de palomas salian despavoridas, asustadas de los arboles por la fuerte voz.


Después de un largo viaje el mejor amigo de Isabel, Enrique, regreso al pueblo, le encanta hacer bromas, Isabel nunca se aburre estando a su lado, Quique como le dice de cariño, siempre tiene algo que contarle aunque sean mentiras.

EL le da un fuerte abrazo y la levanta del suelo con ambas manos, para juntos dar un giro en espiral.


- Enrique que emoción estas nuevamente en el pueblo! Te extrañe muchisimo, ahora si podremos pasear en los caballos, recorrer el monte y buscar tesoros.


-Claro Isabel, yo también te extrañé, ya te contare, con lujo de detalle mi expedición por Morelia y como me secuestrarón unos gitanos con grandes colmillos.


Por supuesto que esto era una total fantasia de Enrique, pero a ella no le importaba, las historias de su mejor amigo, mas bien le daba tanta curiosidad y a la vez no podia evitar pensar como era posible que tuviese tanta imaginación.



-Igual yo Enrique, tengo muchas cosas que contarte. ¿Si quieres nos vemos mas tarde, podemos ir juntos a misa recuerda que hoy es 12 de Diciembre dia de Nuestra Virgencita de Guadalupe, depues te invito a comer pan con miel y leche tibia, recien ordeñada como te gusta, no acepto no como respuesta!! Bueno Me voy. Mamá Eleonora necesita ayuda en la cocina y tengo que traer unas medicinas para papá Servando.


Isabel caminaba distraidamente por la banqueta pensando en cuando volveria a ver al guapo y elegante joven de la Iglesia, al voltear la esquina se escucha un fuerte golpe entre dos personas.


-¿Es usted? Se nos esta haciendo costumbre encontrarnos de esta manera, dijo el joven.


-Que pena, señor, lo que pasa es que tengo fama de ser distraida y ultimamente un poco mas.


Isabel no podia creer lo que sus ojos estaban contemplando, era como un sueño hecho realidad, su corazón se hacia grande y pequeño, sentia un enorme nudo en la garganta y ese raro dolor de estomago que le producia la presencia del joven.




-El otro dia no tuve oportunidad de presentarme ante usted apropidamente señorita Me llamo Alejandro Gonzalez.


Alejandro tiene veintitres años proveniene de una familia muy importante y poderosa en México.


-Sr. Gonzalez, mi nombre es Isabel Villareal, mucho gusto.


Isabel estiro su brazo para saludar a Alejandro que desde la primera vez que la vio quedo estupefacto ante la impresionante belleza de la joven.


Torpemente Isabel y Alejandro se agacharon para tratar de levantar algunos libros y unos cuantos papeles que cayeron bruscamente por el choque entre ambos.

-No he dejado de pensar en usted Isabel desde el dia en que la vi por primera vez. Dijo un tanto precipitado Alejandro.

Mientras que Isabel no podia mirarle a los ojos, mantenia inclinada su cabeza con la mirada fija en el suelo. Le costaba creer lo que escuchaba, ella no tenia mucha experiencia en situaciones como estas.

- Es mejor que me vaya, usted y yo no podemos ser amigos, somos de dos mundos muy diferentes.

Titubea Isabel con un tono nervioso y triste en sus palabras, mientras se aleja de Alejandro quien se sentia confundido y arrepentido por la confesión que salio de su corazón como un relampago.

-Espere Isabel,, le ruego me permita acompañarle !!!

Los ruegos de Alejandro fueron inutiles, Isabel salio corriendo una vez mas sin dejar huella alguna. Al llegar a su casa, se da cuenta que olvido por completo las medicinas de papa Servando.



-Ahora que le digo a papà? No puedo mentirle, me conoce tan bien que se daria cuenta en un instante y sabrá que algo raro me está pasando, no quiero preocuparlo.

Cuando abre la puerta nota que los pocos muebles que tienen, no están en su sitio y otros se encuentran destruidos, hay algunos casquillos en el suelo y agujeros de bala en las paredes, con gran temor corre a la habitación de sus viejitos.

-Nooooo, mama Elonora, papa Servando despierten, despierten !!! Isabel grita por la desesperación mientras estruja los cuerpos frios y sin vida de los ancianitos que estan tendidos en el suelo, con varios impactos de bala en el corazón y la cabeza, la sangre roja mancho las sabanas y cortinas del cuarto, que por minutos se veía mas pequeño, sombrío y tenebroso.

-Por que Dios mio,  por que te has ensañado conmigo, me has quitado lo único que me quedaba en el mundo, que daño te he hecho para que me castigues de esta manera?

En ese momento llega Enrique. Isabel y El habian hecho planes para verse, pero cual fue su sorpresa de encontrar a Isabel en un mar de lagrimas abrazando los cuerpos de papà Servando y mamà Eleonora ya tiezos y morados en el suelo.  

-Isabel, que paso?? Sueltalos. Ven vamos afuera, vamos.


-Enrique me quede sola, completamente sola, por que paso esto, mis viejitos no le hacian daño a nadie, lo unico de valor que habia en la casa era el medallon de oro con la imagen de la Virgen que colgaba del cuello de mama ELeonora. NO entiendo por que alguien haria algo como esto... Mis Viejitos!!! Gritaba desesperadamente la pobre Isabel.

Enrique se lleva a Isabel a su casa en donde vive con su padre Ignacio ahi ambos cultivan Maguey para hacer Mezcal y asi transportarlo a Monterrey, que estaba a dos horas en carretera de La Hacienda, para venderlo en las populares cantinas y burdeles de la región.

-Padre ha ocurrido una desgracia, los abuelos de Isabel fueron asesinados, no sabemos quien y por que los mataron... Este... pues... Yo pensé que podria quedarse con nosotros, no tiene a quien acudir ni algún pariente cercano. Mientras Enrique se pasaba la mano por el cabello.

Ignacio Garcia enviudo cuando su Esposa, la madre de Enrique murio de una rara enfermedad, el era muy pequeño, por lo tanto Enrique se habia criado solo junto a su padre.

-Claro mijo, como no, si para eso estamos !!! Isabel te encuentras bien? Pregunto Don Ignacio.

Isabel no pudo contestar,, las palabras no salian de su interior, solo pudo afirmar haciendo un pequeño gesto.

-Bueno por ahora,si quieren cenar ahi en la mesa hay un poco de machaca con huevo y tortillas de harina. Yo voy a ir a hablar con Manuel “El Sacerdote” y también voy a decirle a Doña Cleotilde que me ayude para organizar algo y así enterrar a tus abuelos, Isabel!! Lo sentimos muchísimo.

-Don Ignacio, no tengo dinero, no creo que me vayan a dejar enterrarlos en el panteón de la hacienda, ya ve que tenemos que pagar para eso. Se escuchaba un dolor inmenso en sus palabras, sus ojos están tan rojos e irritados por tanto llanto.

-No te preocupes mija, ahorita vemos a ver como le hacemos.

En la hacienda eran las doce de la noche, todos estaban caminando apurados para la misa de gallo en honor a la Virgencita de Guadalupe, y antes de que empezara, Igancio interrumpe a Manuel “El Sacerdote” para darle la noticia, junto a El se encontraba, Doña Cleotilde, que al enterarse de la macabra y triste noticia no pudo evitar poner una cara de sorpresa y asombro ante lo sucedido con los abuelos de Isabel.

-Dios mio, como pudo pasar, si Don Servando y Doña Eleonora, no tenian cosas de valor para que alguien quisiera robarles y mucho menos matarlos. Comento Doña Cleotilde.

-Mira Ignacio ahorita que termine con la misa, nos vamos para tu casa y de ahi a la casa de Isabel para ver que podemos hacer y darle santa sepultura a los ancianos. Dijo el sacerdote.


-Ta bueno, ahi voy a estar en la casa con los muchachos, a ver si puedo calmar a Isabel, que esta inconsolable. Replico Ignacio.

Tocaron la puerta fuertemente eran como eso de las dos de la mañana.

-Los chamacos están dormidos.



CAPITTULO II


-Don Ignacio me mando el Sacerdote, me dijo que por que no esperamos a que amanezca, que es muy noche ademas, a mi estas cosas me dan mucho miedo.

- Aaay Doña Cleotilde no cree que es mejor que llevemos a las rezadoras, aunque sea pa' velar los cuerpos, ya ve que dicen que las almas de los difuntitos andan vagando y después no encuentran camino si uno no les reza.

- Padre Nuestro que estas en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hagase tu voluntad aqui en la tierra como en el cielo, danos hoy tu pan de cada dia y perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos cuando nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y libranos de todo mal. Santa María madre de Dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amen. Dios te salve María llena eres de gracia el Senior es contigo bendita eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesus...

Asi continuaban, las rezadoras una y otra vez unisonamente rezando, en la pequeña casa de adobe que se encontraba a las orillas de Santa Teresa de “Las Higueras”, cruces hechas de sal, veladoras blancas, corona de flores, arto cempazutchitl por todos lados, los espejos cubierto con telas negras y sirios prendidos que iluminaban los cuatro extremos de los cuerpos de Don Servando Villareal y Eleonora Martinez de Villareal previamente preparados con cal.

-Padre disculpe la interrupción, afuera esta Ignacio que quiere hablar con usted.

-Cleotilde, hazlo pasar.

En ese instante Alejandro y Manuel “El Sacerdote” estaban entablando una conversación muy importante en referencia a los nuevos planes para el futuro de la hacienda de Santa Teresa de las Higueras.

-Caballeros buenos dias. ¿Solo vengo a preguntarle Sr. Cura, cuando vamos a enterrar a los abuelos de Isabel?

-¿Queeee?? ¿Isabel Villareal?? Exclamo Alejandro.

-Pues tu sabes Ignacio que para poder enterrarlos en el cementerio principal, hay que pagar una cuota a la Iglesia para proceder con el entierro.

-No se preocupe Padre, yo voy a correr con todo los gastos para darle santa sepultura a los abuelos de Isabel, pero por favor no lo comenten con ella, en el poco tiempo que la conozco se que no me lo permitiria. Alejandro se encontraba sorprendido por la noticia.

-Señor no se quien es usted, pero Dios se lo pague.

-No tienes por que darme las gracias Ignacio, cualquier buen cristiano haria lo mismo en mi lugar.

Ignacio, salio de la iglesia aliviado por la ayuda de Alejandro Gonzalez.

La mayoria de la comunidad de la hacienda hizo acto de presencia para dar el pesame a Isabel, en el cementerio. Los enterradores bajaban lentamente los ataudes de madera color caoba, uno para papa Servando y el otro para mama Eleonora, cuando una lluvia precipitada empieza a caer fuertemente, poco a poco, las personas se marcharon una a una para dejar a Isabel arrodillada ante las tumbas de sus abuelos.

-Isabel tenemos que irnos, dijo Enrique.

-Dejame aqui, en un rato mas me voy para tu casa.

-Como crees mija, si esta lloviendo bien fuerte, no seas terca, te vas a enfermar con esta agua. Ordeno Ignacio.

-Le ruego Don Nacho, me permita estar aqui unos minutos mas, necesito estar sola.

-Esta bien te vamos a esperar en la casa, si no llegas saldremos a buscarte.

Ignacio no podia dejar a un lado ese sentimiento paternal que sentia por Isabel, ella y Enrique habian crecido juntos, eran practicamente como hermanos, por lo tanto Ignacio, queria a Isabel como a una hija.  

Isabel que se encontraba en el cementerio miro a lo lejos un carruaje color negro que poco a poco se aproximaba hacia donde se encontraba arrodillada junto a las tumbas, al querer levantarse rapidamente, para ver quien era, se desmayo en un segundo y cayo al enlodado suelo.


CAPITULO III


-Donde estoy ? Pregunto Isabel.

-No se preocupe senorita, el doctor la vio y le practico unos examenes, lo que usted tiene es una anemia terrible, por eso tome la responsabilidad de cuidarla hasta que su salud mejore. Ya le dije a Maria que le prepare una sopa con verduras, para que coma y le vuelva la fuerza al cuerpo. No se acepta no como respuesta. Dijo Alejandro.

-Despues de todo lo que me ha pasado, no he tenido tiempo para comer o dormir.

-Me imagino, le ruego Isabel me permita atenderle, con todo el respeto que usted se merece.

Una sonrisa no muy convincente, se reflejaba en las comisuras de la preciosa boca de Isabel.

-Esta bien, pero podria usted enviar a alguien a la casa de Ignacio Garcia para avisarle que estoy aqui, no quiero que se preocupen por mi.

-Claro sus deseos son ordenes, por cierto quiero decirle que siento mucho la muerte de sus abuelos, Isabel usted es una mujer tan hermosa que no deberia pasar penas como estas.

Isabel, trato de no recordar el traumatico episodio de la muerte de sus viejitos, pero las lagrimas se escaparon de sus ojos como rios enfurecidos.

-Llore Isabel, se sentira mejor.

-No quiero que me vea asi.

-Esta bien, voy a la cocina para ver como va María con tu comida, en la silla hay ropa limpia y ahí esta el baño ya listo y preparado con agua tibia para que se quite el lodo, si usted quiere.

-Gracias por los cuidados y las atenciones. Dijo Isabel.

En ese momento Alejandro sale por la puerta, camina por un largo y enorme pasillo, lleno de cuadros y esplendidas pinturas, mesas y jarrones que estan llenos de flores.

Mientras que Isabel se levanta rápidamente de la cama, da un vistazo a la enorme habitación en donde se encuentra, las ventanas con arcos pintados de color dorado, los roperos con espejos muy limpios, se dirige a otra puerta que estaba en la habitación y al abrirla se encuentra el asombroso baño con una tina de porcelana, Isabel se quita la ropa sucia por el lodo del cementerio, dejando al descubierto su desnudez, su piel suave, sus pechos redondos y firmes, al igual que sus muslos y pequeños pies, el largo cabello negro que le llegaba a la cintura y cubría la mitad de su espalda.

Sumerge el pie derecho en el agua notando que esta tibia mientras se escapa un suspiro desde su interior, al entrar todo su cuerpo en contacto con el precioso líquido, cierra sus ojos y recuesta su largo cuello en la orilla de la bañera de porcelana, en instantes se queda dormida, por el agotamiento de los últimos días.

-Isabel ¿Esta bien? 

Alejandro le pregunta desde el otro lado de la puerta, pero Isabel no respondió; así que el entra asustado pensando que quizá Isabel se había desmayado nuevamente, pero para su fortuna y sorpresa encontró a Isabel dentro de la bañera, dormida y desnuda. Por unos instantes admiro su belleza, pero volteo la mirada, para no ofenderla.

-Isabel, ¿Esta bien?

La joven despierta algo asustada y avergonzada por la presencia de Alejandro, tratando de tomar una toalla rápidamente para cubrirse.

-Disculpe señorita, pero como no respondia mi llamado, pensé lo peor y decidí entrar, no me mal interprete, no era mi intención verla desnuda.

Nuevamente salió Alejandro de la habitación avergonzado por el suceso, pero con la respiración acelerada, no podía, ni quería borrar de su pensamiento lo hermosa que es Isabel.

Isabel se viste rápidamente y aprovecha que Alejandro está en la cocina con María, para salir de la enorme casa sin que nadie la pueda ver.

Cuando Alejandro vuelve con la sopa, la puerta de la habitación esta entre abierta.

-Isabel ya esta la comida, ¿dónde está?

Alejandro busco a Isabel por toda la habitación y el baño, pero no había rastro de ella, solo su vieja ropa llena de lodo.

-Tal vez se sintió mal por mi culpa, por haberla visto desnuda, pero ¡Dios Mio! que linda es. siento algo muy especial, y crece cada vez que la veo, ¿la amo? Dijo para si mismo Alejandro.

Cuando Isabel llega a la pequeña casita de adobe donde vivía con sus viejitos, se encuentra con una mujer. 

Es Amelia Martinez, que habia viajado desde la ciudad de Monterrey.

-Hola, tu debes ser Isabel, eres igualita a tu madre. Tal vez esto te suene raro pero soy tu tia Amelia, la hermana de tu mama.

Amelia se detiene un minuto en espera de que Isabel la reconozca, pero esto no es posible, Isabel no conocía la existencia de algún familiar cercano, ni siquiera sabia que su madre que en paz descanse tenia una hermana.

-Disculpe señora pero no se quien es. 

Mis abuelos nunca me hablaron de usted. Con tristeza Isabel recordo a sus viejitos.

Amelia se habia escapado con el que según ella era el amor de su vida y abandono la casa de sus padres cuando era muy joven, por lo tanto un dia su padre Anastacio Martinez el abuelo materno de Isabel, grito que se avergonzaba de ella y que para el Amelia no era su hija, que jamás volviera a poner un pie en su casa y así fue, Amelia nunca volvió a ver a sus padres, ni tampoco a su hermana.

Amelia no goza de muy buena reputación en la ciudad de Monterrey.





-Isabel, ¿por que no vienes a vivir conmigo? Ahi te puedo conseguir trabajo o podrías estudiar, si así gustas.

-¿Te puedo llamar por tu nombre? Me siento rara, diciéndote tia.

-Claro, por mi no hay problema asi me llamo.

-Bueno en ese caso, si me voy contigo Amelia. Asintio Isabel.

-Este lugar solo me ha traido desgracias desde que llegue a este mundo. Lo unico bueno que me queda es Enrique, Don Nacho y Doña Cleotilde.

Isabel pensó en Alejandro y por un momento un dolor le atravesó el corazón al imaginar que no lo volvería a ver, pensó que no era bueno alimentar su amor por El, cuando sabía que nunca podrían estar juntos. porque un abismo enorme los separaba. empezando por las clases sociales a las que ambos pertenecían.

-Amelia, no me gustan las despedidas, así que entre mas pronto nos vayamos mejor.

-Esta bien hoy mismo partimos. Replico Amelia.






CAPITTULO IV

-Bienvenida a tu nuevo hogar Isabel. ¡Llegamos!

-Que bonita esta tu casa Amelia.

-Gracias pero de ahora en adelante tambien sera la tuya. Espero que te sientas bien con nosotras.

-Con nosotras? Pregunto Isabel.

-Bueno lo que pasa es que en mi casa le doy hospedaje a otras mujeres.

Isabel, sintió que estaba haciendo muchas preguntas así que decidió cambiar la conversación por el momento, pero tal vez mañana seguiría el interrogatorio para su tia Amelia.

-Esta será tu habitación, en ese ropero hay varios vestidos y zapatos que espero te queden, mañana te daré indicaciones en lo que podrás ayudarme. Dijo Amelia emocionada.

-¡Está bien! Estoy algo agotada fue un viaje pesado, me voy a dormir, hasta mañana.

-Hasta mañana sobrina.

Amelia acaricia el largo cabello de Isabel, y la observa con una mirada llena de amor, como si Isabel fuera su propia hija.

-Tu madre estaría orgullosa de ti, Isabel.

-Gracias Amelia.

Al dia siguiente suenan los ruidosos gallos en punto de las seis de la mañana.

La ciudad se levanta para dar inicio a sus actividades diarias.

En la casa aun nadie se habia despertado, solo Isabel a quien el estomago le hace un gran reclamo, por la falta de alimentos.

-Uff que hambre tengo, donde estará la cocina?

Cuando atravesando una puerta, Isabel se topa con una pequeña cocina, con varias ollas de barro y otras de cobre.

-Bueno aquí hay café, frijoles, huevos y harina, esto será mas que suficiente. Dijo Isabel.

Horas después, Amelia y otras cuatro mujeres entran por la puerta de la cocina.

-¡Que rico huele, me muero de hambre !!! Dijo Amelia

-Yo también. Replico una de las mujeres.

-¡Bueno todo esta listo, a comer se ha dicho! Exclamo Isabel.

-Si muchachas, a comer, esta noche tendremos muchos invitados.

-Invitados Amelia? Dijo Isabel algo desconcertada.


-Bueno mi niña, lo que pasa es que esta casa, no es una casa cualquiera, por las noches hacemos fiestas para gente importante, especialmente políticos, generales, soldados...

-¿Qué tipo de fiestas?

-No te preocupes Isabel, yo voy a cuidar de ti y nadie te hará daño, te lo prometo.

Amelia no quiere entrar en detalles con Isabel para no asustarla, pero lo que ella trata de ocultar es que, es “La Meretriz” mas famosa de la ciudad pero asi tambien, la mas envidiada y odiada por muchas otras mujeres.

Amelia no es una mala persona, tiene un buen corazón, la dura vida que ha tenido la ha forjado en una mujer muy astuta, no se deja manipular, sobre todo por el sexo opuesto y no le interesan las criticas de la gente, pero si hay cierto temor dentro de ella a que Isabel, la rechace o la juzgue por la vida que lleva.

Se hacen las diez de la noche cuando los invitados empiezan a llegar a la casa de Amelia.

-Como esta mi General, que gusto verle de nuevo por aqui.

-Amelia estas tan linda y radiante como siempre !!!

-Las muchachas no tardan en bajar, gusta algo de beber?

-Ya sabes lo que me gusta!! Respondio el General Escobedo.

De las escaleras bajan Elizabet, Susana, Lola y Lupe que llevan unos vestidos rojos impresionantes y muy sensuales, sin dejar nada a la imaginacion.

- Mi General cada vez que lo veo, se pone usted mas guapo. Dijo Susana

-Susi, usted es mi amor imposible, hasta cuando me dara el si y se casara conmigo.

Susana, solto una carcajada ensordecedora.

-Me casare con usted, el dia que sea un hombre libre, mientras tanto aunque me prometa la luna y las estrellas, este corazon seguira aguardando el momento en que suceda un milagro.

-Salud por nuestra nueva inquilina !!! Brindo Lola, alzando su copa.


-Nueva inquilina? Pregunto el General.

-Bueno es que la sobrina de Amelia, Isabel es asi como se llama, verdad? Al parecer estara unos dias con nosotros.

Amelia le hecho unos ojos a Lola, casi queriendo comersela viva, puesto que no queria involucrar a Isabel, en absolutamente nada que tuviera que ver con la profesion de ella y las muchachas.

-Pues habra que conocerla, seguramente es igual de atractiva que tu Amelia. Dijo el General Escobedo.

-Mi General, es una nina y mis planes para ella son muy distintos, a la vida que me toco vivir a mi, le pido no insista en conocerla, ademas esta durmiendo.

En instantes llega el Gobernador Santiago Vidaurri, acompanado de su hijo Indalecio Vidaurri y Vidaurri que tambien frecuentaban la casa de Amelia.

-Llego nuestro invitado de honor! Vocifera ligera y jactanciosamente, Elizabeth.

Cundo todas las personas voltean vertiginosamente a la puerta, con asombro.

Amelia da un salto de la silla en la que estaba y torpemente tira al suelo un vaso lleno de Mezcal que estaba bebiendo.

-Gobernador, que sorpresa, nadie me dijo que vendria hoy.

Amelia estaba un poco asustada y alterada por la presencia de Santiago Vidaurri, es un hombre frio y calculador, que desea siempre salirse con la suya, aparenta mas edad de la que tiene.

-Amelia querida, sabes que eres mi preferida y me contaron que apenas volviste de Santa Teresa de las Higueras, pero ademas que no llegaste sola.

-De que me habla Gobernador, no lo sigo?

-Amelia querida, no te hagas la desentendida, hablo de la joven que llego contigo a la ciudad.

-Santiago, en “Las Higueras” todo esta bajo control, de hecho la gente esta emocionada por el nuevo nombramiento que haras y sobre lo otro, es mi sobrina, sus abuelos, padres de mi ex-cunado que en paz descanse, fueron asesinados y no tiene a quien acudir.

-Quiero conocerla, me dijeron que es muy hermosa y joven.

-A usted nunca le he negado nada Gobernador pero en esta ocacion lo hare, prometi proteger a Isabel con mi vida y asi sera!!

-Si eso quieres Amelia, esta bien.

Pero Santiago Vidaurri es un hombre obstinado, para el es dificil aceptar un no como respuesta.

-Si te quieres quedar, Lupe puede acompanarte?

-Sera mejor que nos marchemos, olvide hacer unas cosas en la Presidencia. Dijo Santiago Vidaurri.


Quien se marcho de la casa de Amelia diligente y molesto.

Esa noche el nombre de Isabel Villareal causo turbacion por el interes del Gobernador en ella, algo que parecio muy extrano ante los inquisidores ojos de los invitados presentes.

Amelia empezaba a preocuparse mas de la cuenta, sentia temor por el bienestar de Isabel.


CAPITULO V

Las semanas han pasado lentas pero tranquilas en la casa de Amelia.

-Isabel, es hora de que decidas que hacer con tu vida. Por mas que me guste tenerte aqui ayudandome a organizar la casa, se me ha ocurrido que quiza te interese asistir a la escuela, para que aprendas a ser toda una senorita de sociedad, tal vez a tocar un instrumento o conocer historias interesantes que existen alrededor del mundo. Que opinas?

Isabel se quedo atonita ante las sugerencia de su tia Amelia, a quien ya habia logrado tenerle una gran estimacion y carino.

-Amelia, no se, la verdad es que tengo algo de temor.

-Temor? A que? A que los libros intenten comerte con sus feroces paginas hambrientas? Las dos se hecharon a reir como un par de chiquillas de cinco anos.

-NO se diga mas, manana mismo hablo con la Madre Superiora del convento para que te inscriban en la lista de alumnas. Y eso si que me da miedo !!! Dijo Amelia, al recordar la fama que le preseguia en la ciudad.

-Recuerda Isabel “La llave que abre los enormes cerrojos donde el hombre se encuentra encadenado y aprisionado, se llama entendimiento y sabiduria” Cuando la encuentres y pongas en practica, podras gritar a los cuatro vientos que eres una mujer libre, por que es ahi cuando nace la verdadera libertad”.

Amelia llora al ver reflejada en Isabel parte de si misma.

-Pero no es momento de ponerme nostalgica, vamos a dar un paseo por la plaza, tal vez te compre un nuevo vestido para tu primer dia en la escuela.

-Gracias por consentirme tanto Amelia !!!

-Tu eres como la hija que nunca pude tener.

Nuevamente se le llenaron los ojos de lagrimas a Amelia, al recordar un episodio triste y amargo de su juventud.

-Bueno ya, vamonos !!

Isabel toma la sombrilla, mientras que Amelia se pone un poco de colorete en los labios y las mejillas.

Al dar varias vueltas por la plaza, que se encontraba al frente de el Palacio Municipal. Isabel percibio de lejos al Sacerdote Manuel quien estaba acompanado de Alejandro Gonzalez juntos entraban precismente a las puertas de la municipalidad, para hablar con el Gobernador Santiago Vidaurri. Ya solo faltaba un dia para el nombramiento de la Hacienda de Santa Teresa de las Higueras como Villa “Las Higueras”.

-Que te pasa Isabel, te pusiste muy nerviosa al ver a aquellos dos hombres, Quienes son? Pregunto Amelia.

Isabel titubea un poco incoherente, con la mirada nerviosa.

-Es el Sacerdote de la Iglesia de Santa Teresa.

-Y por eso te pones asi, hay algo que no me estas contando. Quien es el otro joven que le acompana, es guapo, tiene nombre?

-Es Alejandro Gonzalez.

Isabel sonrie dulcemente. Era dificil esconderle cosas a la tia Amelia, tiene mucha experiencia en cuestion de hombres, corazones rotos, amores prohibidos, pasiones desenfrenadas. Sin embargo la mirada de Isabel, era una mirada llena de amor y ternura, que Amelia solo habia experimentado una vez y fue hace mucho tiempo cuando se fue de su casa, persiguiendo el amor de su vida.

-Mmmm... A mi no me enganas, ese tal Alejandro te gusta, verdad?

-Gustarme Amelia, es poco, siento algo desde el interior de mi ser, todo este tiempo que ha pasado, no he dejado de pensarlo.


Aunque Isabel no sabia escribir muy bien, lo intentaba. Y en secreto escribio mas de cien cartas para Alejandro, pero jamas se atrevio a enviarlas por miedo.

-Y por que no vamos a saludarlo !!! Dijo Amelia.

Aunque Amelia no quiere entrar a Palacio, su idea es esperar a las afueras de este, para conocer al famoso Alejandro. Isabel seguia aun mas nerviosa, tronandose los dedos, rezando en el pensamiento, para que Alejandro nunca saliera de ahi.

Hasta que lo inevitable ocurrio…

Amelia dejo caer un panuelo que tenia sus iniciales bordadas con hilo de plata en el suelo frente Alejandro, para llamar su atencion, quien como todo un caballero se inclino para levantarlo y devolverlo.

-Senorita, su panuelo!

-Puedes decirme Amelia, asi que tu eres el famoso Alejandro Gonzalez.

-Disculpe pero como sabe mi nombre? Nos conocemos?

-Ahora si !! Mi sobrina quiere saludarte !!!


En ese instante voltea Isabel, lentamente, que se encontraba de espaldas y cubriendose con la sombrilla color beige.

-ISABEL, eres tu, me tenias preocupado, bueno a mi y a todos en la Hacienda, no dejaste una nota, ni dijiste a donde te habias marchado!!! Dijo Alejandro.

-Lo siento ese dia pasaron tantas cosas que la llegada de Amelia fue mi salvacion, estoy viviendo con ella por ahora, es mi tia, hermana de mi mama.

-Entiendo, por que no vienes a la nombracion de la villa? De hecho venimos por el Gobernador, para consolidar el nombramiento.

Rapidamente Amelia se nego.

En ese instante salieron el Sacerdote Manuel y el Gobernador Santiago Vidaurri preparados para iniciar su viaje a la futura Villa “Las Higueras” junto a Alejandro.

-Amelia que haces aqui. Pregunto Santiago.

-Se conocen? Dijo Alejandro algo sorprendido.

-Si nos conocemos muy bien, no es asi Amelia? Dijo el Gobernador Vidaurri, con una sonrisa un tanto malevola, que se asomaba por su rostro frivolo.

-Es verdad Alejandro, El Gobernador y Yo nos conocemos por cuestion de trabajo, pero caballeros tienen un largo viaje por emprender, no les quitamos su tiempo. Isabel vamonos.

-Es esta linda joven tu sobrina? Pregunto Santiago Vidaurri, pasandose la mano por la barbilla, mirandola de pies a cabeza.

Alejandro presiente en ese momento algo extrano en la manera que Vidaurri mira a Isabel, por lo tanto cambia la conversacion.

-Es verdad Amelia, tenemos que irnos. Dijo Alejandro dandole un beso a Isabel en la mano y despidiendose de ella dulcemente.

-Regresare, necesito hablar con usted Isabel. Susurra para que no le escuchen los demas, mientras que Isabel lo mira fijamente con sus enormes ojos negros casi sin parpadear, con el corazon a punto de salirse de su pecho.

-Con su permiso, Alejadro !! Dijo Amelia tomando a Isabel del brazo para ambas rapidamente, escabullirse y mezclarse entre la gente que caminaba en la plaza.

CAPITULO VI

Viva la Nueva Villa de Higueras. Viva !!! Se escuchaba el grito de mas de mil personas reunidas a las afueras de la Iglesia en donde se encontraba el Gobernador Vidaurri, para dar fe y legalidad del nombramiento.

Mientras que se efectuaba una gran celebracion con musica alegre, comida tipica de la region y mezcal.

-Alejandro todo esto te lo debemos a ti, por darnos la oportunidad de ser duenos de nuestras tierras.

-Dona Cleotilde nada tiene que agradecer, este es un sueno de mis padres y yo solo estoy cumpliendo con sus deseos para honrar su memoria.

-Por cierto no has sabido nada de Isabel?

Alejandro estaba entre la espada y la pared, no sabia si revelar el paradero de la Hermosa joven, no queria ser imprudente. Sin embargo, la preocupacion de muchos podria aminorarse con tan solo una palabra.


-Dona Cleotilde, no deberia decirlo pero si, si se donde esta Isabel, ahora que fuimos por el Gobernador por sorpresa nos topamos a las afueras de el Palacio Municipal.

-Pero esta bien? Pregunto Cleotilde.

-Por las palabras que logramos intercambiar y de la manera en que estaba vestida, puedo decir que si.

-Gracias a Dios, estabamos muy preocupados por ella, pero que desconsideracion de esta muchacha, por que no nos aviso o envio una carta por lo menos, para no sufrir la incertidumbre de no saber de su paradero. La desconozco! Le dire a Ignacio y su hijo Enrique, que estan mas preocupados que yo, que la viste y que esta bien.

-Gracias Dona Cleotilde. Le pido me disculpe tengo que hablar con el Padre Manuel.

-Pero no tenga pena, pase usted Alejandro.

Alejandro entra a la oficina de Manuel, y no puede evitar escuchar una discusion entre el Sacerdote y el Gobernador con quien tropieza bruscamente y quien sale enfurecido, parece como si le saliese fuego por los ojos.

-Esta bien Manuel? Tiene un semblante muy palido, Hay algun problema?

-Alejandro estoy bien, gracias por preguntar, me podrias pasar un vaso con agua por favor?

-Claro, quieres que le diga a Cleotilde que te prepare un te de Tila?


-NO gracias, no es para tanto, que necesitas Alejandro.

-Hablar con usted, ahora que la Hacienda se ha convertido en toda una Villa, hay que empezar a construir la plaza principal, necesitamos nuestro propio Palacio Municipal y tambien construir la Procuraduria de Justicia, no le parece Manuel?

-Perdon que me decias? Responde “El Sacerdote” algo taciturno.

-Comentaba contigo los planes que tengo para la nueva Villa “Las Higueras”.

-Oh, si claro, un Palacio Municipal es muy importante.

Alejandro tambien se pone muy pensativo, a raiz de lo sucedido. Que fue lo que paso entre Santiago y Manuel? Penso...

-Por que no hablamos de esto manana? Pregunta Manuel.

-Esta bien, me voy trate de descansar un poco, no se mira muy bien que digamos Manuel.

Alejandro se desabrocha la camisa color blanca, se quita sus brillantes botas negras y se recuesta en su enorme cama de madera, pensando en todos los sucesos de esa semana especialmente la repentina y sorpresiva aparicion de Isabel.

-Que voy a hacer? Necesito decirle a Isabel que me estoy enamorando de ella, que esto que siento en mi interior sobrepasa la inmensidad de el infinito Universo.

CAPITULO VIII

Para Isabel es una nueva manana, fresca, radiante, llena de luz, como su rostro. Abre las ventanas que estan cubiertas por cortinas de encaje, color beige, su habitacion es calida con paredes celestes, decorada con cuadros de pajaros con plumas rojas y azules, un pequeno escritorio color blanco, donde ella le escribe cartas a su amor imposible y las cuales no se atreve a enviar.

De repente se escucha que alguien toca la campana que esta a un lado de la puerta.

-Ya voy!! grita Isabel.

-Buenos dias !!! Como esta senor?

-Hola Isabel, pues mucho mejor ahora que puedo ver y admirarle, es usted la mujer mas hermosa que conozco.

-No es para tanto, pero necesitaba algo? Amelia no esta, ni tampoco las demas muchachas.

-Asi que estas sola?

En ese momento un escalofrio recorrio el cuerpo de Isabel desde los pies a la cabeza, empezo a sentir desconfianza y temor.

-Bueno creo que Amelia no tarda en llegar, solo fue a traer unas cosas a la botica de Don Fernando. Isabel empezo a tartamudear por que sabe que eso es mentira. Isabel no sabia a que hora Amelia estaria de regreso.

-Me podrias dar un vaso con agua, Isabel.

Isabel no sabia si acceder o no, su interior, le alerta a gritos que algo no esta bien, probablemente es ese sexto sentido, que las mujeres suelen tener. Y para no ser mal educada, accedio...

Fue rapidamente a la cocina, cuando sorpresivamente la toman por la espalda, estirandole el cabello.

-No espere que esta haciendo, ayuda, por favor, ayuda, grita Isabel con panico y desesperacion.

-Desde el primer momento en que te vi me gustaste mucho. Se me enciende la sangre cada vez que pienso en ti. Hoy tu vas a ser mi mujer. Es hora de que te ensene, quien manda en este lugar.

-NO por favor, le suplico que no haga esto. Por favor.

-Callate, nadie puede escucharte !!!!

Isabel recibe un fuerte golpe en la cara, que le pone los ojos morados, negros, verdes en segundos. Es tan doloroso y violento que la deja inconciente. El vaso de agua que estaba en su mano, cae al suelo quebrandose al instante y derramando su liquido.

En el frio y mojado suelo, le desgarra bruscamente la ropa, dejando descubierta su desnudez, para pasar su asquerosa lengua por cada extremo de su cuerpo, insultandola, mordiendola, golpeandola una y otra vez, hasta que decide desabrochar su pantalon penetrandola bruscamente, dos, tres, cuatro veces, la gira y pone boca abajo, para embestirla, hasta que se recuesta sobre la espalda de Isabel, saciado, extasiado. Hunde la desagradable nariz en el pelo de aquella joven, que acababa de ultrajar, y abusar de la mas horrible y humillante manera. Se levanta, sale corriendo despavorido de la casa de Amelia. Dejando a Isabel, practicamente muerta, casi sin vida, en aquella cocina que con el paso de las horas se volvia sombria y obscura.

-Susana, rapido ve por un doctor, busca tambien a Amelia. Grito Lola con gran fuerza.

-Isabel, Isabel puedes escucharme, despierta nina, despierta !!!

Isabel no abria los ojos, ni parecia respirar.

Con ayuda de las otras muchachas, logran llevarla hasta su habitacion en espera del doctor.

Lola, coloca una medallon de oro con la imagen de la Virgen de Guadalupe que encontro en el suelo a un lado de Isabel.

-Yo no se por que Isabel cree en ti, si cuando mas te necesito, no estuviste ahi para ayudarla. Lola le hablaba a la imagen de la Virgen de Guadalupe que estaba en el medallon, la pone sobre la cabecera de Isabel, colgada en un pequeno clavo que estaba en la pared.

-Doctor que bueno que llego, encontramos a la sobrina de Amelia en la cocina, golpeada y casi sin vida.

-No se preocupe, Lola!! Todo va a estar bien. Dijo el Doctor, quien conocia muy bien a las muchachas.

Amelia, llega corriendo agitada y asustada por la terrible noticia.

-Maldito, maldito el que le hizo esto a mi pobre sobrina. Nada mas que me entere y yo misma me encargare de que pague por este acto sin corazon. Como esta Isabel, Doctor?

-Amelia, esta joven esta viva de milagro, los golpes fueron muy violentos, ademas sufrio una atroz violacion. Cuando despierte dale estos calmantes y estas pastillas para calmar el dolor.

-Todo es mi culpa, nunca debi dejarla sola. Amelia lloraba muy amargamente y con mucho dolor en su alma.

-No te culpes Amelia, recuerda que no es la primera vez que pasa un ataque como este. Dijo Lola, quien ya habia sufrido un episodio muy parecido al de Isabel.

-Malditos hombres, son unos animales, no tienen corazon, no tienen sentimientos, solo quieren satisfacer sus mas bajos instintos. Pero esto no se va a quedar asi.

Esa noche fue larga, eterna y mas fria que de costumbre. Isabel se despierta gritando asustada.

-Donde estoy, Nooo, nooooo, por favor, no me haga dano...

-Sssshh duerme Isabel, soy yo Amelia, ya estoy aqui contigo, no me voy a marchar de tu habitacion. Toma estas pastillas te sentiras mejor.

-Amelia, fue horrible...

-NO digas nada, duerme un poco mas y descansa yo voy a cuidar de ti, te lo prometo.

Amelia siente un gran cargo de conciencia por no estar ahi cuando, Isabel mas la necesitaba. Lo unico que le da vueltas por la mente es saber quien pudo acerle dano a su sobrina.

CAPITULO VIIII

Una semana despues, Isabel empezaba a recuperarse y de repente mira el medallon colgado en la pared.

-Quien puso esto aqui, quien, diganme !!! grito como loca, recorriendo las habitaciones de las muchachas una por una, asustandolas y sorprendiendolas al abrir las puertas de sus cuartos con brusquedad.

-Isabel tranquilizate, esa medalla estaba a un lado tuyo cuando te encontre en el suelo de la cocina.

Isabel cerro los ojos, que se llenaron de lagrimas un coraje y enojo invadio su pecho.

-Desgraciado infeliz, lo voy a matar.

Desde ese dia Isabel dejo de ser la nina dulce, carinosa y alegre. Su mirada despide ahora un furor de rabia, de furia...

-Que pasa aqui? pregunta Amelia.

-Es Isabel entro como loca golpeando las puertas. Dijo Susana.

-Isabel vamos para tu habitacion es hora de tus medicinas.

-Amelia, no por favor esas medicinas me marean y me hacen dormir, no quiero tomarlas mas.

-Es por tu bien Isabel !! -Amelia, no quiero tomarlas !!!Grita Isabel mientras le da un manotazo a Amelia derramando todas las pastillas por el suelo. Mal educadamente pisa una a una, cada capsula, convirtiendolas en polvo.

-Lo siento Amelia, te dije que no quiero !!!

-Esta bien mi nina, no te pongas asi, disculpame lo unico que quiero es que estes bien. Lo que te paso fue muy lamentable, pero la vida continua y tu vas a salir de esto. NO pienses mas en el incidente, la persona qe te hizo esto pagara por su acto.

-Claro que lo hara, yo me encargare de eso. Exclama Isabel.

-Conoces al hombre que te ataco, Isabel?

-Ya no quiero seguir hablando Amelia.

-Isabel tienes que decirme quien fue, para poder ayudarte.

-Amelia, no quiero seguir hablando del tema, estoy agotada, necesito dormir.

Y por mas enojada que esta Amelia por lo que paso con su sobrina, no podia aceptar que la pequeña joven Isabel que conocio por primera vez, se habia convertido en una mujer dura, fria, resentida.

-Isabel, sabes quien te ataco, pero por que no quieres decirmelo. Se preguntaba Amelia una y otra vez.

Con el crecimiento rapido de el comercio, nuevas ideas, empezaban a surgir poco a poco.

El olor de la nueva estructura de desarrollo de la industrializacion obligaba a los duenos de tierras a vender o desarrollar nuevas y modernas technicas por el bien y para el bien del pais y de el pueblo.

Isabel a raiz de lo sucedido decidio entrar en un convento de monjas, no podia superar el dolor de perder a sus abuelos y ademas el trauma que le habia acontecido, no la dejaba estar en paz.

Amelia no se opuso.

Ahora que Isabel esta en el convento me siento mas tranquila, se que ahi estara bien y que no le va ha faltar nada.

Poco a poco mientras pasaban los meses se empezaba a generar nuevos caminos para una maquina que parecia cambiar el rumbo de intercambios culturales entre Estados Unidos y Mexico, con el fin de cicatrizar las heridas de guerras civiles sin proposito.

Las risas de Isabel tan singulares llenaban los jardines de los amplios pasillos de la Catedral, y generaba entre las demas monjas gran alegria y entusiasmo.

Aun asi la madre superiora Sarita sabia que por mas bueno que fuese servir a Dios, ese lugar no era el lugar indicado para Isabel. 


La vida en el convento pasa como si fuese un mundo apartado de todo lo que existe, el tiempo se mueve frente a tus ojos y las puertas del cielo se ven intactas. 


Los trabajos y manualidades, las plantas y las reservas de comida que se preparan para todo el a-o, las horas de oracion y ayuno, educacion basica de lectura y escritura, son las mayores actividades para Isabel.


El estar al servicio de Dios en tiempos de desarrollo industrial, genera la pregunta entre las monjas de cual seria el desenlace de la vida de Isabel con ellas, o si es o seria mejor buscarle un esposo para que formase una familia y pudiese experimentar otra vida fuera del convento.

En la juventud es normal ver un panorama lleno de posibilidades, aunque como bien dicen:

"Uno propone y Dios dispone".


Libro: Amelia

Paginas: 64

Capitulos: IX (9)

Fotografia: Higueras, Higos, Hojas de

Arte y Pintura: 

Música:


Biografía de la autora:

Oriunda de Monclova, Coahuila. México.

Amalia Nataly Rodriguez Barajas es huérfana de padre y madre.

Creció dentro de un nido de aves. En una casa de, el árbol.


Amalia Nataly Rodriguez Barajas

Julio 19, 1985

Cáncer, U.S.A

2000-20XX


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